El Suelo Es El Estómago De Las Plantas

En la actualidad pocos agricultores toman en cuenta la microbiología, y más importante aún cómo incide esta en cada aspecto de nuestras vidas, teóricamente se conocen los beneficios de las bacterias, hongos y microbios en el suelo pero hasta hace algunos años las grandes industrias comprendieron que estos pequeños seres son indispensables en los procesos biológicos y simbióticos a nivel mundial.

Un discurso realizado por Patricia Quinlisk, Jefa de Salud Pública en Iowa, dejó a muchos con la boca abierta e incluso dio paso a la aplicación de sus teorías en el mundo agrícola, hizo referencia sobre la notable tasa de recuperación llegando a un 80% en pacientes con infecciones digestivas después de haber recibido trasplantes de microbiota fecal.

La investigación anterior resaltó que los antibióticos habían sido perjudiciales, y la introducción de bacterias sanas aisladas en las heces había restaurado la microflora colónica de los pacientes afectados.

Si pensamos en el cuerpo humano como un “bioma”, siendo una gran comunidad natural de flora que ocupa un hábitat principal, nos daremos cuenta del significado completo de la vida en los suelos y cómo está interconectado con todos los demás ecosistemas.

El misterioso mundo biológico del suelo rara vez se expone a la luz de la población, debido a la suposición de que solo está reservado para las investigaciones realizadas por los científicos, limitando los conceptos y creando barreras dentro de nuestra comprensión, un ejemplo claro es entender este tipo de ciencia sólo en términos de la tierra bajo nuestros pies, perdiendo la visión de interconectividad del suelo con el resto de la vida.

Sistemas Digestivos Paralelos

El concepto clave que ha cambiado el pensamiento de millones de personas en la agricultura, es entender que el suelo que rodea la zona radicular de una planta es efectivamente su sistema digestivo también conocido como «estómago», basándose en el concepto paralelo donde el cuerpo humano descompone los alimentos que ingerimos en un proceso interno, principalmente anaeróbico que involucra comunidades simbióticas de bacterias.

Estos microorganismos ocupan el estómago, intestino delgado y grueso donde los nutrientes son absorbidos a través de la enorme superficie de vellosidades que recubren el intestino, un proceso que se refleja en el suelo, aunque con las plantas la absorción es exterior en lugar de adentro hacia afuera como sucede en el cuerpo humano.

Es en este sentido el suelo y su comunidad bacteriana pueden ser vistos como análogos a un estómago externo de una planta, ya que estos organismos incluyendo una red de hongos juegan un papel central al descomponer la materia orgánica en nutrientes absorbibles, que estarán disponibles para las plantas a través de su área superficial en los sistemas radiculares.

Aunque estos procesos en el cuerpo y en el suelo funcionan de manera diferente, existe un vínculo fundamental: el sistema digestivo, ya que en ambos casos refina y transforma el material de un organismo que ocupa un lugar bajo en la cadena alimentaria, para alimentar a otro más arriba en la escalera.

A través de la digestión, los materiales orgánicos se descomponen y transforman en nuevas formas de vida: el bioma del suelo alimenta la planta a través de complejos procesos digestivos en la capa superficial y rizósfera, mientras que el material vegetal se convierte en carne animal a medida que se traspasa a otros biomas, en pocas palabras la salud de estos organismos interconectados depende de sus procesos digestivos.

El mundo secreto de los microbios

A nivel microbiológico existe algo absolutamente convincente en el proceso digestivo, al ser seres microscópicos se abre una nueva dimensión en las conexiones de salud entre la vida del suelo y los organismos que viven dentro de nuestros cuerpos.

En el tracto gastrointestinal humano habitan aproximadamente 2kg en formas de vida no humanas, principalmente bacterias beneficiosas y también otros microorganismos que ayudan con el proceso de digestión, permitiendo la absorción de ácidos grasos de cadena corta mientras viven de la energía producida por la fermentación de carbohidratos no digeridos.

Además de la digestión, los microbios desempeñan otros papeles de vital importancia en la regulación del sistema inmunológico y prevención de la colonización por patógenos; incluso los científicos han empezado a presentarnos un nuevo y claro mensaje de que los microorganismos son cruciales para la salud de los suelos.

La capa sana de tierra floreciente con microorganismos que cubre gran parte de la superficie terrestre, es en efecto un vasto sistema digestivo, el estómago colectivo de todas las plantas descomponiendo los nutrientes del suelo en formas biodisponibles que las plantas podrán absorber.

La rizósfera es el intestino de la planta donde las raíces y organismos del suelo interactúan en una variedad de relaciones bióticas, simbióticas y patógenas para permitir que cada elemento realice su trabajo.

Además las plantas secretan ácidos débiles para disolver los minerales en el suelo, y luego transformar estos de nuevo en soluciones, sin mencionar que segregan una parte de su energía fotosintética a través de sus raíces como exudados químicos en forma de carbohidratos y proteínas, que atraen y estimulan el crecimiento de bacterias y hongos.

Sin la presencia de microorganismos, la mecánica del sistema digestivo todavía puede funcionar hasta cierto punto, purgar nuestros intestinos de microorganismos a través del uso de antibióticos no impedirá digerir los alimentos, al igual que pasar por alto el ecosistema del suelo mediante el uso de fertilizantes químicos todavía que estimulará el crecimiento de las plantas.

Sin embargo la vitalidad a largo plazo y la salud de las plantas, animales y personas depende de la presencia y diversidad de microorganismos en las tierras convirtiéndolas en indispensables. Las comunidades microbianas del suelo son consideradas las más biodiversas del mundo y se estima que una sola cucharadita de suelo de jardín puede contener miles de especies, mil millones de individuos y cien metros de redes con hongos.

Es impresionante que sólo 1% de los microbios que viven en la rizosfera han sido identificados hasta ahora por los científicos debido a las dificultades para hacerlos crecer en el laboratorio. «Sabemos más sobre las estrellas en el cielo que sobre el suelo bajo nuestros pies», dice la microbióloga estadounidense Elaine Ingham.

A pesar que falta conocimiento científico de los microorganismos del suelo, si conocemos a cabalidad los efectos contraproducentes al no mantener una suficiente orgánica, además que el uso excesivo de productos químicos y de labranza pesada son obviamente perjudiciales para la salud y fertilidad del suelo.

Microbiomas son la clave para una buena salud

La biodiversidad en los suelos es crucial y necesaria para el buen crecimiento y nutrición de las plantas, además varía mucho de un tipo de suelo a otro pero precisamente esto es lo beneficioso, con el paso de los años la biotecnología orgánica se ha basado en estos conceptos para desarrollar tecnologías realmente útiles, siendo los inoculantes agrícolas uno de estos.

Los mejoradores de suelos a nivel mundial han sido una herramienta clave para apoyar el crecimiento y nutrición de millones de plantas, no incorporan procesos químicos sólo aíslan bacterias agrícolas beneficiosas para apoyar los procesos naturales que se dan en la rizosfera, es importante estar realmente abiertos a todos los avances científicos que aporten algo positivo a nuestras prácticas agrícolas.

 

Fuente: http://sustainablefoodtrust.org/articles/soil-stomach-plant/

Patrick Holden, 17 de abril de 2015 en Farming, Patrick’s Blog

No Comments

Post A Comment