Agricultores Amish ¡Pilares de la agricultura orgánica!

Esta cultura ha estudiado el sistema inmunológico de las plantas, dando paso al desarrollo de técnicas que eliminan la necesidad de usar fertilizantes o plaguicidas químicos.

Durante la segunda guerra mundial los Amish sufrieron múltiples abusos que sentando las bases de sus creencias, pensaban que el combate era algo banal en cualquier sentido de la vida, incluso en la agricultura creían que al pulverizar los cultivos con pesticidas estaban desencadenando una guerra química innecesaria.

Hace décadas algunos agricultores tradicionales estadounidenses a pesar de utilizar químicos veían que sus cultivos seguían consumidos en plagas y hongos, por lo tanto iniciaron una búsqueda exhaustiva de alternativas y ahí fue donde encontraron los escritos de un agricultor Amish de 18 años en Ohio, un hombre llamado John Kempf.

Kempf es el inverosímil fundador de Advancing Eco Agriculture, una firma de consultoría establecida en 2006 para promover la agricultura orgánica basada en la ciencia, donde una serie de fracasos en las cosechas de su propia granja condujo a Kempf a buscar una alternativa rentable y eficiente.

Durante dos años investigó sobre biología, química y agronomía en busca de una manera de salvar sus campos, pero el descubrimiento clave vino del estudio de los sistemas inmunes de las plantas, capaces de producir una gama de compuestos tóxicos para los intrusos.

«La respuesta inmune en las plantas depende de una nutrición bien equilibrada, muy similar al funcionamiento de nuestros sistema inmunológico», concluyó Kempf. La agricultura moderna utiliza fertilizantes específicamente para aumentar el rendimiento de los cultivos, pero tienen poca conciencia de sus necesidades nutricionales y del resto de funciones orgánicas.

A través del análisis de la savia de las planta, Kempf fue capaz de descubrir deficiencias en minerales importantes que él podía introducir en los suelos, si las plantas tienen la capacidad de defenderse, los pesticidas son completamente innecesarios permitiendo así alejar a los depredadores naturales. En vez de cultivar cosechas “saludables” con fungicidas y pesticidas, lo mejor es cultivar basándose en la nutrición de las plantas.

Según Kempf, los métodos que él desarrolló a través de la experimentación en su granja de Ohio ahora se están utilizando a través de Sudamérica, Hawaii, Europa, y África. El empresario promete a sus clientes cosechas de mayor calidad, rendimiento, mejor sabor y productos que llevan una lucrativa etiqueta «orgánica».

Uno de los seguidores más fieles de Kempf fue Samuel Zook, este puso en práctica todos los conceptos obteniendo resultados sorprendentes, a continuación podrás leer una entrevista que se llevó a cabo hace algunos años:

¿Puede describirnos las diferencias entre su filosofía para cultivar y las actuales?

La biotecnología agrícola cambio todo drásticamente, en lugar de tratar de cultivar cosechas que son saludables con fungicidas, pesticidas y alimentos genéticamente modificados, comencé a cultivar basándome en la salud y nutrición de mis plantas pero pasaron muchos años para darme cuenta de este principio, antes usaba químicos porque no conocía realmente sus consecuencias.

¿Fue difícil cambiar sus prácticas antiguas?

Bueno, hubo un gran bloqueo psicológico que tuve que pasar. Ya que al principio al primer bicho que veía buscaba mis plaguicidas y los rociaba de inmediato, pero aprendí que a veces es bueno esperar.

El primer verano que puse en práctica las técnicas de Kempf había un montón de gusanos de cuerno, antes los habría rociado pero esta vez espere y un montón de avispas vinieron y los mataron, me emocione muchísimo no podía creer que la naturaleza fuera tan sabia.

¿Han desaparecido todos tus problemas?

Ojalá pudiera decir eso pero no estamos viviendo en el Jardín del Edén todavía, los problemas que tenía antes han desaparecido, pero todavía tenemos otros en los que estamos trabajando, una de las principales cosas que ha mejorado es cómo se siente la granja, antes si aplicaba fungicida en mis tomates tenía que esperar tres o siete días antes de que pudiera volver a entrar en el área.

Ahora es tan agradable caminar en mi campo cualquier día de la semana que la sensación es inexplicable, la otra cosa es que solía mezclar productos químicos con huesos cruzados para ponerlos en mi pulverizador, pero tenía que estar bien preparado y decirles a los niños que entraran a la casa porque no era seguro.

¿Cuáles problemas estás experimentando actualmente?

Uno de los principales es en el invernadero, ya que las arañas y ácaros simplemente aman un ambiente cálido y seco, es muy difícil controlarlos, incluso convencionalmente por lo general los tenemos bajo control, pero hemos perdido algo de rendimiento.

¿Cómo los controlas?

Principalmente aplicando oligoelementos específicos como el yodo y toda una línea de micronutrientes, hemos analizado la savia de las plantas con la ayuda de un laboratorio y creo que hemos reducido el problema hasta excesivos nitratos de amonio, cuando el amoníaco se acumula en las plantas es el alimento perfecto para los insectos, así que necesitamos descubrir una manera de convertir el amoníaco rápidamente.

Acabo de pasar dos días con John [Kempf], y él vino con un cofactor de la enzima que utilizaremos para estimular esa conversión del amoníaco, ahora descubrimos las cosas en lugar de llamar al representante químico.

¿Qué dijo tu representante químico cuando le dijiste que ya no necesitabas sus servicios?

Bueno ese fue un verano interesante, él solía venir aquí cada semana contándome historias de horror sobre todas las enfermedades en el vecindario, pero yo había decidido: «No más.» Volvió cada viernes durante ocho semanas diciéndome lo que necesitaba para rociar y le dije: «Estoy bien, gracias.»

La última vez que estuvo aquí, estábamos recogiendo tomates y él se acercó, estaba mirando a su alrededor y hablando de esto y aquello, y ni siquiera mencionó los famosos pesticidas. -Bueno -dijo-, tus tomates se ven muy bien. Pensé: «¡Sí!»

¿Por qué hay un olor tan característico en tu granja?

Esos aromas son en realidad compuestos que las plantas producen para defenderse de los insectos y los ataques de enfermedades, mucha gente no se da cuenta de que ellas tienen sistemas inmunológicos propios siendo capaces de defenderse sin problema solo necesitan combustible que este caso son sus nutrientes.

Entonces se puede oler la salud, pero también ¿Se podrán oler los problemas?

Sí, hay una verdadera ciencia que involucra caminar por un campo y hacer una pausa para sentir lo que las plantas están sintiendo, existe una gran diferencia entre caminar en este campo a uno con aplicaciones de fungicidas. Las plantas no irradian esta misma vitalidad, otra cosa que aprendí es que cada vez que rociaba con un fungicida en realidad estaba suprimiendo las plantas no solo a los hongos.

¿Es verdad que los químicos debilitan el sistema inmunológico de las plantas?

Sí, ciertamente matan la enfermedad pero también debilitan a las plantas, incluso una semana después la planta es mucho más susceptible a esa misma enfermedad. Así es con los ácaros si vengo aquí y los roció mataría a algunos de ellos, pero jugaría con sus hormonas por lo tanto los que sobreviven madurarán un 50 % más rápido.

¿Qué más se puede decir mirando a las plantas?

Bueno una cosa que aprendemos es leer sus hojas, algunas asimetrías indican que tienen deficiencia de zinc, mientras que las manchas hablan de una deficiencia de fósforo y algunos repliegues indican exceso de nitrógeno.

 

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