¿Cuál es el secreto de un suelo rico en carbono? Tratar bien a sus microbios

Imaginas que alguien inventará máquinas para aspirar el carbón en la atmósfera, absurdamente baratas, autónomas y que funcionen con energía solar ¿No sería genial? Pues ya las tenemos en todo el mundo y les llamamos ¡Plantas!

El único problema es que estas mueren por eso tenemos que averiguar cómo bloquear el carbono en las plantas muertas para que no vuelva a la atmósfera, un lugar obvio para depositarlas es la tierra por eso durante años los científicos y algunos gobiernos han incitado a los agricultores a dejar sus residuos como tallos y hojas en el suelo.

El problema es que a veces esto no funciona así de simple acumulando residuos en un campo y obteniendo por arte de magia un suelo rico en carbono, incluso el proceso puede terminar liberando gases de efecto invernadero contaminando la atmósfera, la peor opción es quemar los residuos ya que se libera carbón y otros gases nocivos al aire contribuyendo al efecto invernadero.

Esta acción ha dejado a cientos de personas pensando que hacer, pero ahora se está difundiendo una idea sencilla que podría permitir a los agricultores comenzar a extraer de forma fiable el carbono de la atmósfera e introducirlo en sus suelos.

La forma en que el propio suelo bloquea los gases de efecto invernadero ha sido frustrantemente misteriosa, pero lo básico es claro: después de que las plantas absorben el carbono los organismos como microbios, hongos e insectos van a la capa superficial del suelo masticando moléculas vegetales y posteriormente sometiéndolas a reacciones químicas.

En pocas palabras pasan a través de una red alimentaria increíblemente compleja, si todo va bien el resultado final son ladrillos microscópicos de carbono estable que forman la base de un rico suelo negro, el misterio está en el ecosistema del suelo repleto de bacterias agrícolas, pero ¿Cómo investigar esta comunidad microscópica bajo tierra?

Existen infinidad de organismos que se comen el uno a otro, cooperan y se parasitan por lo tanto es sumamente difícil saber que sucede bajo nuestros pies, cientos de científicos están estudiando estos fenómenos pero en su mayoría reportan que el microbioma del suelo es mucho más confuso de lo que sospechamos.

Básicamente la forma de obtener carbono en el suelo es tomar residuos vegetales y convertirlos en microorganismos, incluso alimentarlos en el tiempo con tallos de maíz y paja de trigo pero esto no es una dieta equilibrada, es como si nosotros comiéramos solo azúcar y nada de alimentos nutritivos como frutas, verduras y proteínas.

Hay ciertos elementos que todas las criaturas en la tierra necesitan para construir los cuerpos de la siguiente generación como el carbono, nitrógeno, fósforo, azufre, oxígeno e hidrógeno, estos seis elementos son los ingredientes básicos de todos los organismos vivos. Al dejar tallos en los campos estos proporcionan mucho carbono, y el oxígeno e hidrógeno salen fácilmente del aire, pero los insectos carecen de nitrógeno, azufre y fósforo.

Al ofrecer suficientes de los elementos mencionados anteriormente los microbios del suelo finalmente serían capaces de crear un ambiente prospero para futuras cosechas, una prueba de laboratorio realizada en Estados Unidos proporciona una visión dramática de cómo funciona todo este sistema.

Los científicos agregaron paja de trigo a dos cacerolas con suelo arenoso, y fertilizaron una con nutrientes que se veía como un abono rico, mientras que la otra tenía un aspecto sin vida que simulaba la tierra de Marte, el cambio de paradigma del siglo 21 nos dice que debemos pensar en los microbios tanto como el producto final de las cosechas.

En lugar de simplemente tratar de optimizar las plantas, es necesario pensar en el suelo que recibirá a otras plantas y cultivos en el futuro teniendo una visión en conjunto del sistema, básicamente la materia orgánica son los microbios y si queremos construir más de ella tenemos que darle a los microbios la proporción adecuada de nutrientes para nutrir sus pequeños cuerpos celulares.

En lugar de tratar de identificar a cada microbio del suelo y entender lo que está haciendo, lo mejor es pensar en todos juntos como un superorganismo que responde de manera predecible. Todo esto ayuda a explicar por qué las granjas orgánicas a menudo captan más carbono, ya que agregan mejoradores de suelos basados en bacterias agrícolas no patógenas.

La afirmación orgánica de que fertilizar con nitrógeno sintético mata la vida del suelo realmente tiene sentido, es sólo que el problema no tiene nada que ver con la artificialidad del nitrógeno, el dilema está en que los agricultores están aplicando el nitrógeno sin los otros nutrientes necesarios para alimentar el microbioma.

En otras palabras, cuando vemos a un agricultor orgánico trabajando el suelo y obteniendo resultados sorprendentes, es difícil copiarlo porque no sabemos qué imitar y pensamos ¿Qué hace que esto funcione? El tipo de fertilizante, ¿El microclima local? O ¿La oración que el granjero dice antes del desayuno? Sencillamente es que respetan el ecosistema y sus prácticas solo buscan apoyar los procesos naturales ya existentes.

Por otro lado hay pruebas que confirman como los microbios pueden ayudar a suprimir las enfermedades de las plantas, mejorar la calidad de los productos finales y eliminar insectos indeseados de la rizosfera.

Ampliar el concepto de apoyar el crecimiento de un sistema saludable y no sólo una cosecha sana, podría generar beneficios asombrosos a nivel mundial, piensa como sería posible mejorar la capacidad de retención en un suelo arenoso o reducir enfermedades en tierras de arcilla con solo alimentar a los microbios ubicados en los suelos.

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