¡Pesticidas Químicos! Asesinos Silenciosos

Los plaguicidas son la única sustancia tóxica liberada intencionalmente en el medio ambiente con el fin de matar seres vivos, ¿Suena un poco retorcido no? Esto incluye malezas (herbicidas), insectos (insecticidas), hongos (fungicidas), roedores (rodenticidas) y otros, a pesar de todas las consecuencias que trae consigo su uso se ha convertido en una práctica común en todo el mundo.

Lo que muchas personas no saben es que estos tóxicos no solo se usan en los campos agrícolas, sino también en hogares, parques, escuelas, edificios, bosques y carreteras, es difícil encontrar un lugar donde los plaguicidas no hagan acto de presencia desde los repelentes de insectos que tenemos en casa hasta el aeroplano que esparce los químicos sobre los cultivos.

Si nos detenemos a pensar podemos encontrar pesticidas en el aire que respiramos, los alimentos que comemos y en el agua que bebemos. Mientras pasan los años se acumulan las pruebas refiriendo que la exposición humana a los plaguicidas está relacionada con problemas de salud graves.

Por ejemplo, científicos de la Universidad de Montreal y Harvard publicaron una investigación demostrando que la exposición a residuos de plaguicidas en verduras y frutas duplica el riesgo a sufrir déficit de atención con hiperactividad (TDAH), una condición que genera impulsividad, retraso a nivel escolar y en la adquisición de hitos del desarrollo psicomotor en los niños.

Plaguicidas y Salud Humana

Existe una amplia gama de peligros para la salud relacionados con este tipo de químicos desde dolores de cabeza, náuseas, mareos e irritación cutánea hasta daño reproductivo, trastornos endocrinos, envenenamiento sistémico y cáncer.

Los efectos crónicos ocurren años después de una mínima exposición a pesticidas, o resultan de los residuos que ingerimos a través de nuestros alimentos y agua; estudios realizados por el Instituto Nacional de Cáncer en USA encontraron que los agricultores en su país eran más saludables que la población en general, pero tenían incidencias sorprendentes de leucemia, enfermedad de Hodgkins, linfomas y cáncer de próstata.

Uno de los sistemas corporales más afectado es el endocrino causando estragos complejos en cuanto a la regulación de hormonas, desarrollo embrionario y funcionamiento reproductivo, por lo tanto es posible que desencadenen problemas de infertilidad, defectos de nacimiento y congénitos relacionados con el desarrollo cerebral y funciones cognitivas.

Algunas de las sustancias químicas que alteran el funcionamiento endocrino derivadas de pesticidas incluyen el lindano, atrazina, carbaryl, paratión y muchos otros.

Plaguicidas Tóxicos y Niños

Los pequeños de la casa son la población más afectada, sobre todo porque el cerebro no se desarrolla completamente hasta los 12 años de edad haciendo que sean más susceptibles a sufrir alteraciones en el sistema nervioso, además absorben cantidades desorbitantes de químicos por medio de sus pulmones y piel, al no haber desarrollado completamente sus sistemas inmunológicos le cuesta más combatir contra sustancias dañinas.

Muchas de las actividades que los niños hacen como jugar en la hierba, llevar objetos a su boca e incluso acostarse sobre alfombras aumentan su exposición a los pesticidas tóxicos, la combinación de actividades con sobreexposición y su desarrollo corporal en proceso son elementos perfectos para que los plaguicidas hagan de las suyas en estos pequeños cuerpos.

Los pesticidas son tóxicos para todos los organismos vivos incluyendo plantas, bacterias y microorganismos del suelo que mantienen a la tierra sana. Un dato curioso es que ciertos químicos llegan a reducir las concentraciones de nutrientes esenciales en el suelo como el nitrógeno y fósforo, por lo tanto sus aportes nutricionales no serán los mismos y tardarán mucho más en crecer sin hablar que los sistemas radiculares e inmunitarios en los cultivos se verán afectados.

La biotecnología agrícola ha sido uno de los mejores enfoques para sustituir los pesticidas químicos y todos sus efectos negativos en los seres vivos, a su vez los inoculantes orgánicos también conocidos como mejoradores de suelos han sido la solución perfecta para incorporar bacterias agrícolas no patógenas apoyando el crecimiento y nutrición de cultivos.

El mito de la seguridad: Un sistema regulador fallido

Aunque la industria agrícola ha comprobado impactos ambientales y de salud, la gran mayoría de plaguicidas actualmente en el mercado no han sido completamente probados, la razón es que a menudo contienen ingredientes inertes además de los activos que están diseñados para matar plagas en particular, lamentablemente en la mayoría de los casos no se proporciona información detallada al público sobre que ingredientes inertes se incluyen en los plaguicidas.

Esto significa que el público se mantiene en la oscuridad sobre el contenido de los productos que consumen sin saber si son peligrosos o no, entre los ingredientes que se enumeran tanto inertes como activos tóxicos son la cloropicrina que se ha relacionado con el asma y edema pulmonar, y el clortanonil un probable carcinógeno humano.

¡La solución a los plaguicidas!

La solución real a nuestros problemas de plagas y malezas radica en los métodos no tóxicos y culturales de la agricultura siendo lo contrario a tirar del gatillo de los pesticidas, los alimentos cultivados orgánicamente y con métodos sostenibles en control de plagas son claves para la salud de nuestras familias y del medio ambiente.

Lo principal sería proteger a nuestros hijos ya que son la población más vulnerable a los pesticidas, el uso de estos productos deben ser prohibidos y eliminados en lugares donde nuestros niños estudian, juegan y viven incluyendo escuelas, parques y patios de recreo, además exigir programas estricto de manejo no tóxico para plagas en tales espacios.

Por otro lado es importante proporcionar asistencia técnica a los agricultores, gobiernos locales, empresas y propietarios de viviendas sobre las alternativas no tóxicas, todos tenemos derecho a saber qué pasa a nuestro alrededor y que nos proporcionen notificaciones regulares en cuanto al uso de pesticidas, incluyendo quién está usando productos químicos, dónde, cuándo, cómo y por qué.

Apoyarse en productos como los mejoradores de suelo en base a bacterias agrícolas nos alejarían en gran medida de manipular de forma indebida nuestros suelos, además tomar en cuenta a los trabajadores y protegerlos proporcionándoles la información necesaria y medios para prevenir envenenamientos y enfermedades graves.

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